Los cuentos no solo sirven para dormir o pasar el rato. Los relatos, las historias y las leyendas nos han ayudado a comprender, a aprender y a crecer a lo largo de la historia.
Por eso, tener al alcance una buena recopilación de cuentos infantiles educativos, nos puede ayudar a la crianza y el acompañamiento en la etapa infantil.
De niña, según mi madre, me comía los cuentos literalmente.
Cuando me daban la paga del domingo bajaba al kiosko y con el dedo señalaba uno de los tebeos que colgaban de la puerta lateral.
En cuando llegaba a casa me lo leía con los ojos, con la nariz (me encanta el olor de los libros), con las orejas (el sonido al pasar las páginas) y con la boca (mmm, el sabor del pegamento del lomo).
El mundo no era un lugar agradable para mí, una niña sensible, empática…así que huía con mis cuentos. Pero además, sin saberlo, estaba aprendiendo, fomentando mi mente creativa que tanto me iba a ayudar después a transformarme y a adaptarme.
Años más tarde siguieron ayudándome a cambiar el punto de vista, a imaginar futuros mejores y a encontrar soluciones en mis crisis personales.